Este piso era como un diamante en bruto. De esos que, a medida que pules, van mostrando su verdadera belleza. Sí, aquella que había quedado adormecida por el tiempo y el descuido. Así ocurrió con las antiguas vigas y puertas de madera. Antes de la reforma pasaban desapercibidas pero, de repente, la luz ganada con la nueva distribución las iluminó. Desde entonces lo supieron: serían las protagonistas. Y ellos, orgullosos.
Los propietarios de este piso querían vivir en el centro de Barcelona pero en una casa luminosa y con todas las comodidades. “Cuando visitamos este piso por primera vez conservaba la estructura de las casas antiguas del Eixample, pero nos dimos cuenta de que transformando completamente su distribución, podíamos convertirlo en la casa soñada, para nosotros y nuestras hijas”, explica la propietaria. El proyecto corrió a cargo de Helena Llorente y Cristina Batlles, del estudio The Room & Co. “Buscamos ante todo la comodidad, una casa funcional y cálida, pero manteniendo elementos valiosos, como las puertas, las vigas de madera o parte del mosaico hidráulico”, detalla Cristina.
En la estancia que da al interior de la manzana se ubicó el estar, con una zona de despacho y una librería a medida. “Es la zona más luminosa, con ventanales de techo a suelo. Gracias a las puertas acristaladas, la luz llega hasta la sala que reúne cocina y comedor”, señala la interiorista. “Tener agrupados cocina y comedor es comodísimo –asegura la propietaria–. De hecho esta mesa del comedor es multiusos; después de la escuela las niñas se instalan en ella para merendar, jugar... Hacemos mucha vida aquí”.
La habitación de las niñas son en realidad dos espacios, el de dormir y el de jugar, comunicados por una puerta corredera de doble hoja. “Esta distribución es muy práctica: hoy es un lugar solo para jugar y con los años será también zona de estudio”.
El dormitorio principal está junto al estar con un doble juego de puertas entre ambos que aportan una dosis de intimidad. “Al principio no estábamos convencidos de que nuestra habitación estuviera tan lejos de la de las niñas, pero ahora estamos encantados de poder conservar en este espacio algo de intimidad para nosotros”, confiesa con una sonrisa la propietaria.