No parece una casa pareada. Ni de playa, aunque está en Mont-roig del Camp, en la costa de Tarragona. Y es que el color topo de sus paredes y el estilo “mediterráneo y con toques escandinavos y vintage” del mobiliario, según define su propietaria, así como los espacios comunicados y abiertos al jardín, recuerdan los interiores del norte de Europa.
Luminosa y cálida
La propietaria de la casa, la decoradora Carmina Sanz, quería “una segunda residencia para disfrutarla todo el año con familia y amigos, acogedora y con una atmósfera intimista”. Así que agrandó las aberturas, despejó la distribución de la planta baja y tiñó en tono topo paredes, techos y muebles a medida. “Es un color muy cálido y contrarresta la gran cantidad de luz natural, como los estores de lamas metálicas y los screens en marrón oscuro”, explica Carmina.
Un fondo sobre el que resaltan las inmaculadas cortinas de lino, las tapicerías crudas y los muebles blancos o decapados de aire nórdico o francés, como la mesa tipo bistrot del office y la vitrina con escritorio del dormitorio principal. Fabricados bajo su firma Adajo Decoración, combinan bien con el sofá y las sillas de mimbre del comedor o con las alfombras de sisal. “Le dan un toque campestre a la casa que encaja con su ubicación, rodeada de verde”.
Abriendo la casa al paisaje
El paisaje se convierte en un elemento decorativo importante tras crear los ventanales y grandes puertas correderas. Desde ellos se ve el mar y la sierra de Llaberia. “Reubiqué la cocina junto al porche, para disfrutar de él desde el office o el comedor de exterior. Y la comuniqué con el comedor con un frontal de puertas acristaladas antiguas”. Cocinar, comer y charlar con familia y amigos es una de las grandes aficiones de Carmina –de ahí que diseñara una práctica cocina con office, encajado entre dos armarios de DM que esconden la nevera y un módulo escobero, y dos zonas de estar en el salón–.
En su dormitorio, Carmina cerró la terraza para ganar un minisalón privado, que se puede aislar gracias a una cortina de suelo a techo que también matiza la luz cuando es necesario. “Casi todas las telas son lisas –cuenta Carmina–porque me paso el año viendo estampados y en esta casa quiero relajar la vista”.