La entrevista con nuestra estilista Isabel Flores es una lista interminable de trucos decorativos. Con ellos, Isabel ha logrado en su nueva casa una equilibrada mezcla de muebles clásicos y vintage, arropados con buenas telas. El resultado es luminoso, confortable y chic. “Me encanta mezclar piezas de diferentes estilos, que encajan si se eligen en los mismos tonos –primer truco–. Las antigüedades las busco en madera lavada, como el secreter con marquetería; le resta seriedad –segundo truco, y aquí vienen dos más–. En este salón opté por el blanco, que potencia su luminosidad. Los complementos en rosa empolvado, femenino y optimista, lo alegran incluso en los apagados días de invierno”. El suelo de Pergo le da calidez. “Es precioso. Lo eligieron las interioristas de Rotaeche & Santayana cuando reformaron la casa antes de que yo la descubriera”.
Una reforma que ganó luz
Situada en una urbanización de Pozuelo de Alarcón, es muy luminosa. “Antes, dos grandes porches la oscurecían. Lo solucionaron con más ventanales, una distribución diáfana y acabados luminosos, como los revestimientos y el papel vinílico de la cocina. Sobre esta base, subrayé su luz y acoplé mis muebles”. Eligió el blanco como base decorativa “en paredes, tapicerías, muebles y colchas para unificar e iluminar los espacios. Siempre aciertas y nunca te cansa”.
Más alegría con telas y papeles
Luego –quinto truco– la alegró con telas y papeles pintados de calidad y en tonos suaves. “Las cortinas de seda beige del salón ya las tenía. Están forradas para darles cuerpo y le dan un toque refinado. A las del dormitorio, básicas, les añadí un faldón azul verdoso. Luego –sexto truco– hice cojines de doble cara para toda la casa, con buenos retales que compro en outlets por un lado y loneta o terciopelo por el otro en tonos acuarela. Si me canso, le doy la vuelta y listo”. También forró una de las paredes del cuarto de juegos con un papel azul claro. “Es más barato que forrarlas todas y no cansa –séptimo truco– y busqué cojines del mismo tono”. Octavo truco: adaptó los muebles que ya tenía para ahorrar y conservar sus preferidos. “Retapicé mi sofá chéster para que encajara con el nuevo en blanco, y las butacas de mi dormitorio.
Combinar y ganar
Los revestimientos en gris claro me dieron la idea de pintar en ese tono el mueble bajo la escalera y otros para integrarlos”. Noveno truco: añadió espejos envejecidos para “ampliar el espacio y multiplicar la luz. Casi todos sin marco, para quitarles empaque”. Y décimo truco: en las habitaciones de sus hijos combinó algunos muebles básicos “con buenos complementos y ropa de cama que los enriquecen”. Ahora también es más rica su vida familiar. “En el jardín, más grande que el que teníamos, hacemos mucha vida con nuestros hijos y familiares. Nos encanta recibir gente en casa”.