El terreno fue el origen de todo: “Una pradera virgen maravillosa –recuerda la decoradora Asun Antó, de Coton et Bois– donde pastan caballos y ovejas en libertad y con una orientación única para admirar la vista de la bahía de Santander con la playa del Sardinero en primer plano”. Asun conoce a la familia propietaria –una pareja con hijos y un nieto– desde hace tiempo y ha realizado para ellos distintos proyectos, pero ninguno parecía comparable a este: “El entusiasmo con el que me llamaron por teléfono para explicarme cómo era la parcela que acababan de descubrir presagiaba una obra especial”, recuerda. Y así fue.
Inspirada en Los Hamptons
Los dueños, propietarios de la constructora Canexel, son especialistas en casas canadienses, así que era de esperar que los detalles constructivos estarían cuidados al milímetro. Y eso facilitaría el interiorismo y aseguraría el éxito final: “Cuando la arquitectura está bien hecha –comenta Asun– la decoración fluye con facilidad”. Las casas de los Hamptons, situados en la costa este de Long Island, en Estados Unidos, fueron la inspiración. El aprovechamiento de la luz natural, la elección de materiales, la orientación y la distribución de los ambientes giraba entorno a la idea de que la casa fuera sostenible.
Vistas espectaculares
Con una sola planta, techos altos a dos aguas y mínimas divisiones, tiene una ligera estructura de madera procedente de bosques de tala controlada, un aislamiento ecológico a base de lana de oveja insertada en el muro, cristales de baja emisividad que evitan la pérdida de temperatura interior y una orientación que aprovecha el sol los meses de invierno y asegura la ventilación cruzada en verano. Dominando la zona de día, la gran cocina blanca con isla, se abre al salón y al comedor y, gracias a las enormes cristaleras que la rodean, disfruta de vistas espectaculares hacia la pradera y el mar.
El reino del color claro
Desde los dormitorios, orientados al norte, la vista también se pierde, esta vez en el verdor del campo. Dentro de la casa, el color blanco es predominante: “No solo la pintura, sino también el mobiliario y las tapicerías se eligieron de colores claros para potenciar al máximo la luz y se dejaron los tonos más vivos para crear contraste con los detalles”, explica Asun Antó. En el dormitorio principal, por ejemplo, se eligieron los complementos textiles –cojines, plaids, mantas...– en el mismo verde del paisaje que se cuela por las ventanas.