Como si recibieras un abrazo aterciopelado, mullido, lleno de amor y cuidados. Así te sientes en esta casa de Madrid que combina volúmenes, tejidos y colores con tal habilidad que los espacios se amplían como por arte de magia. Su decoración es seria, clásica, muy elegante, pero a la vez, entre tanta tela exquisita, muy reconfortante.
En el salón principal, dos contundentes sofás en chenilla gris se aligeran con las mesas gemelas de cristal. El lino crudo suaviza una tercera pieza no menos generosa. Una puerta corredera se abre al segundo estar, donde la serenidad se aviva con tonos más cálidos. En el comedor, se impone más rigor: las sillas oscuras así lo piden.
Pasemos al piso superior, donde se alojan los estudios, dormitorios y baños. Todo continúa mullido, en telas suaves de tonos cálidos. En el baño, todo se vuelve un poco más blanco, más luminoso, un espacio de relax.
Y los colores se vuelven verde esplendoroso en el comedor de verano, donde el jardín resplandece y la mascota de la familia, espera los mimos y caricias de sus dueños.
¿Te gustan las mascotas? ¿Tienes en casa? ¡Cuéntanos cómo son!