En invierno es cálida; en verano es fresca; acogedora todo el año. Es una casa para disfrutar el fin de semana y para recibir amigos. Y quería que fuese luminosa, alegre, joven, cómoda...”. A la interiorista Paz González de Aguilar no se le acaban los elogios al definir esta casa de La Granja de San Ildefonso, al pie de la sierra de Guadarrama.
Una reforma total
“Era una construcción de los 60, oscura, cerrada, mal aprovechada... y necesitaba una reforma total. Reconvertimos el antiguo garaje y la sala de máquinas para ganar metros. Derribamos tabiques e incluso movimos alguna pared maestra para crear espacios diáfanos. Y abrimos ventanas nuevas y ampliamos las que había para dejar que los dos jardines de la casa se colaran en el interior”.
Juegos de color atrevidos
La estancia principal es un gran salón, con una zona de tertulia ante la chimenea, abierta al verdor de los jardines por ambos lados. “Para ganar claridad el color que predomina es el blanco, en paredes, techos y gran parte de las telas. Pero para dar alegría incluí detalles en turquesa y naranja” (fíjate cómo los ha usado en el salón: uno de los sofás es turquesa y las cortinas y los jarrones combinan los dos tonos). Es una casa rústica pero actual, por eso he prescindido de los tonos tierra que estaban de moda hace años”.
En papel y tela
En los dormitorios, el protagonismo se lo reparten tres elementos. Uno: los papeles pintados, con fondo blanco y dibujos de inspiración natural. Dos: los cabeceros, forrados con telas a rayas que la propietaria compró en Marruecos. Y tres: los armarios con puertas molduradas que incluso rodean las ventanas: “Ya estaban en la casa y los conservamos porque ofrecen mucho sitio para guardar, pero los decapamos y pintamos de blanco viejo para darles más ligereza.