“Desde hace 13 años, viajo con todas mis cosas”, nos dice Pauli. ¡Guau! Y sus cosas no son unas fotos y un fular: son los sofás, una gran mesa de comedor, toda su vajilla, ¡la cama!, alfombras y una gran colección de arte. Una se la imagina como una heroína de antaño, una mujer viajera con sus baúles por el mundo, llevándose su trocito de Uruguay y de las tierras que va pisando allí donde va.
Ahora se han instalado en Barcelona. "Tengo la suerte de haber estrenado muchas casas, y con ésta me pasó que también estaba para entrar a vivir”. No tuvieron que tocar nada (una gran suerte, y cuando vienes de fuera con toda esta mudanza a cuestas, ¡más aún!).
En estos años, han vivido en seis países diferentes y han formado una familia numerosa (tienen tres hijas pequeñas). ¡Cosmopolita y numerosa! Entre sus objetos hay piezas parisinas, uruguayas, suizas, peruanas, de Dubai, de Río de Janeiro y ahora también de Barcelona. “Me gustan materiales de buena calidad (¡por algo viví en Suiza siete años!), pero también me gusta crear una casa para vivir”, nos confiesa.
Vemos linos, terciopelos, madera, los materiales preferidos de Pauli, y también su posesión más preciada (que ya es decir): su gran mesa de comedor, “regalo de bodas de mis tíos, hecha de madera sudafricana, que además es de Buenos Aires, de Laura O, que fue quien decoró mi boda”. Cada vez lo tenemos más claro: en los objetos de Pauli está su alma.
Y nos vamos no sin antes fijarnos en los cuadros de su marido. Son vitales, optimistas, y representan algo de todas las ciudades por donde han pasado. Algunos hablan de tango. Otros llevan el nombre de una ciudad (o las dos cosas: Last Tango in Zurich preside el comedor). Y se integran de una manera muy armoniosa en la decoración. Son un equipo. Con sus baúles y sus recuerdos por el mundo. ¡Un romántico equipo!

OASIS URBANO
Desconectar en la ciudad