Un clásico ganador

De esto hace 150 años. Tiempo más tarde, los nobles dejaron paso a futuras novias que buscaban su vestido ideal. Y hace tres años, llegó Sonia, su familia y su perro Leo, y se enamoraron del magnífico espacio y de su luz. Puf, de Casa y Campo, y lámpara, de Villalba.

¿Pero es que no lo era? Pues no. No había cocina, ni habitaciones. Era un showroom que había envejecido mal. “Lo tiré todo por dentro y empecé de cero tratando de mantener la esencia de los pisos centenarios”, nos cuenta Sonia, la propietaria. Mesa y butaca, de Becara. Plantas, de Los Peñotes.

"El comedor, para mí, es muy especial. Los domingos, aunque no celebremos nada, comemos ahí porque me gusta disfrutar la luz que tiene", cuenta Sonia. Y es que es un mirador rodeado de grandes ventanales. Mesa, de Los Miros de Chinchón y mantel, de Zara Home. Sillas, de Becara y lámpara, de Villa Victoria.

"La decoración es mi debilidad –explica Sonia–. Me voy por mercadillos perdidos de la mano de Dios a buscar un jarrón. Mis amigas me dicen que soy una friki porque ellas van de tiendas de ropa y yo, de muebles". Sofás, de Becara, con cojines de Decoandliving y Sandra Marcos. 

En esta casa, todo está en armonía pero cada pieza ha llegado por separado. "Vienen de otras casas y alguna la he comprado nueva. Son muebles que siempre me han contado algo. Yo soy de las locas que siempre van por ahí y se compran un mueble en vez de otra cosa", explica Sonia.

El arquitecto Matías Mazza, de Estudio Mazza, ayudó a Sonia en la reforma de este piso y le propuso sumar elementos neoclásicos como frisos, molduras, puertas acristaladas o el suelo de bastón quebrado con tablas de gran tamaño, para reforzar el estilo que buscaba la propietaria.

"En mi otro piso tenía una cocina muy chiquitina y siempre había dicho que cuando tuviera un piso nuevo querría una para cocinar a gusto y, a la vez, compartirla con los demás", recuerda Sonia, que hoy disfruta al 100% de ella y el pequeño Leo, también.

Nada está elegido al azar aquí. Cada pieza respira el estilo que Sonia buscaba para su casa: clásico, sereno y acogedor. Lo hacen incluso las piezas que decoran las baldas de la cocina. A Sonia le encantan los tonos suaves como los de la loza de Sandra Marcos.

La propietaria diseñó incluso la cocina tal y como la había imaginado siempre y el Estudio Mazza fue el encargado de realizar todo el mobiliario. Sobre la mesa, los cuencos son de Sandra Marcos.

"Matías me ayudó en todo porque todo lo conseguía. Per a mí en otra vida me hubiera encantado dedicarme a esto. Yo hago los planos, donde va la electricidad, cómo va todo… porque me gusta sentirme luego muy, muy a gusto en casa", explica la propietaria. Mesa y sillas, de Becara y lámpara, de Hanbel.

"Queríamos redistribuir sin perder la percepción de espacio tan espectacular que tenía el piso cuando entramos por primera vez –cuenta Matías Mazza–. Y celebro haberlo logrado”. Descalzador a pie de cama, de Becara. Sobre esta, la manta de mohair verde es de Decolab y el plaid, de Decoandliving. 

En el dormitorio todo respira romanticismo. Sobre todo la cama. Es la estrella de la habitación, con su dosel de madera en gris. Colores serenos para una habitación donde reina la calma. La cama es de Homes in Heaven.

Así quería los armarios Sonia. Los diseñó ella: tanto su ubicación como su apariencia. "Y como quería que se siguiera viendo el techo, lo diseñé a la francesa, sin llegar a este". La ejecución de los armarios fue a cargo del Estudio Mazza. La alfombra es de KP.

Es lo que parece el baño del dormitorio de Sonia, que mantiene la luminosidad del resto del piso y es que no hay estancia que no se abra al exterior. La bañera y el lavabo, de Gunni & Trentino.