Esta pareja y sus hijos adolescentes cumplen en su casa varias de nuestras fantasías: un hogar amplio. Diáfano, casi sin barreras. Luminoso no, luminosísimo. Conectado con la naturaleza. Una chimenea... ¡Cómodo! Y donde (sí, aquí aparece ese Pepito Grillo que es nuestro espíritu práctico) todos los espacios están aprovechados (prestemos atención a esos altillos que esconden secretos).
Pero esto no les cayó del cielo, ha habido un camino hasta llegar aquí. Para empezar, este clan es amante de la naturaleza, los deportes, los viajes, la fotografía, los libros... Y se nota. Hace tres años se dieron cuenta de que necesitaban renovar por completo su casa. Se lo pidieron a la arquitecta e interiorista Cristina Carbonell. Veamos, paso a paso, cómo lograron esta casa de sus sueños (y los nuestros):
1. Que entre el jardín
“Me propuse que la casa hiciera justicia al espíritu vital e inquieto de la familia. Está rodeada de bosque y jardín y lo primero que decidí fue abrirla al exterior, para que la luz y el verdor entraran hasta todos los rincones”.
Aquí el ingrediente estrella es la luz natural, que se cuela por los amplios ventanales a doble altura, vestidos con caídas en dos tonos que ayudan a matizar el sol cuando es necesario.
2. Barreras fuera
La segunda premisa fundamental de la reforma fue que las estancias estuvieran muy relacionadas, sin barreras. “Eliminamos tabiques y divisiones en toda la zona de día para lograr un espacio diáfano, aunque cada estancia tiene su zona claramente delimitada”. Por ejemplo, una gran puerta vincula salón y comedor. “Es una corredera doble de hierro y cristal –explica Cristina–. Puede cerrarse como un tabique o abrirse en distintas posiciones según las necesidades. Da profundidad y deja pasar la luz y las miradas”.
3. Calidez en la decoración
Aquí la madera y una gama de colores suave es la clave. A las estancias no les faltan metros. El salón, por ejemplo, “es muy acogedor pese a su gran altura. Lo utilizan mucho como centro de reunión familiar y también para recibir amigos, y tenía que ser muy cálido. ¿Cómo lo conseguimos? Pues con el techo y el pavimento de madera, sofás amplios y cómodos, tapicerías de colores claros, una gran alfombra, una mesa de centro de madera natural... y por supuesto un buen sistema de calefacción. Tampoco olvidé los detalles de color, que para mí son siempre importantes: los estampados de los cojines y los jarrones son de un verde agua que transmite sensación de calma y frescor”.
La decoración del comedor sigue la misma pauta que la del salón, con madera natural en la mesa y la alacena y confortables sillas tapizadas en beige, sobre una gran afombra.
4. Ser generosos con la cocina
En toda vivienda, una estancia es la favorita. En este caso, el protagonismo es compartido del salón y, por supuesto... ¡La cocina! “Les encanta cocinar y hacer vida aquí. Por eso le destinamos un espacio generoso y estudiamos a fondo la distribución: una zona de trabajo en ‘L’, una isla con barra volada de desayunos, una despensa acristalada y, al fondo, el planchador. Los muebles son del mismo color piedra claro que domina el resto de la casa y la carpintería es blanca; a pesar de estar orientada al norte, la cocina es muy luminosa”.

UNA CASA DE ALTURA
El tríplex de los pocos metros
5. Dar a cada uno lo que corresponde
Es decir: escuchar las necesidades de cada miembro de la familia y permitir que cada uno se sienta a gusto en su espacio. Y atentos a los dormitorios juveniles, porque firmaríamos ¡ya! para volver a ser adolescentes en ellos.
Cristina eligió muebles a medida: “En el de la chica, la más pequeña, diseñé una pieza que incluye un vestidor con estanterías y cajones, la puerta de acceso al baño y, en la parte superior, un altillo que se convierte en refugio y rincón de juegos. Le pregunté también cuál era su color preferido, y por eso las paredes y algunos detalles son malvas. El chico, en cambio, eligió el azul marino. También su habitación tiene muebles a medida: la mesa junto a la ventana y un armario con puertas correderas, con una cama encima”.
Para los padres, como es lógico en otra etapa de la vida, el dormitorio principal es sereno y acogedor (necesitamos descansar, oigan), gracias a los tejidos de texturas y tonos naturales. Tiene un vestidor con puertas acristaladas enteladas con lino y, a continuación, el baño, donde una mampara transparente cierra la ducha y el aseo sin cortar el paso a la luz. Un último toque de estilo: la cortina que independiza el baño del dormitorio añadiendo aún un poco más de calidez al ambiente.