El jardín de esta casa, diseñado por Jesús Moraime para crear diferentes emociones según la estación del año, dialoga con una decoración en azul cielo y miel. Interior y exterior componen un paisaje de lo más sugerente.
Un jardín junto al salón puede ser el escenario inspirador de grandes novelas. También es el espacio que nos acerca a la naturaleza, nuestro pequeño paraíso particular. El paisajista Jesús Moraime tiene la habilidad de transformar cualquier exterior, por pequeño que sea, en un universo frondoso, lleno de matices, capaz de despertar emociones al recorrerlo.
En esta casa de la zona oeste de Madrid realizó un trazado acorde con la arquitectura y la decoración. Una revisión actualizada de la jardinería clásica. Hileras de bambús enmarcan el contorno como una celosía alta. Y cada rincón –el del estanque, el de la piscina, el de la zona de estar…– es un pequeño jardín dentro de un jardín mayor.
Los propietarios, coleccionistas de arte contemporáneo, tienen la sensibilidad entrenada y entienden la armonía de los espacios y del color. Por eso, en su casa, la composición cromática y el diálogo entre el jardín y el interior son esenciales. Por dentro, la casa ofrece tonos suaves y frescos que no compiten con las obras de arte que contiene. Ecléctica y actual, tiene un acento sofisticado a la vez que relajante. La decoración es obra del estudio de decoración Melián Randolph, dirigido por las hermanas Victoria y Sylvia Melián, maestras en el arte de sorprender con mezclas inéditas y aplicar un estilo internacional a sus proyectos.
El salón de esta casa es una buena muestra: amplio y con muebles con carácter, su gama de colores, que pasa de puntillas por el blanco para acabar en azules claros y grisáceos, aporta tranquilidad. Su riqueza está en los matices: cortinas de lino, tapizados lisos y rayados para las butacas, muebles con sabor colonial, piezas de anticuario y en el centro, una gran mesa de madera de corte contemporáneo, en el mismo color de la madera del pavimento. Las decoradoras han apostado por combinar muebles de producción actual con piezas de herencia, como la cómoda.
Mientras, en el dormitorio principal, una cama y dos mesillas de noche art decó, de madera de raíz, heredadas por la propietaria, presentan la pureza lineal de los años 30. Un escenario perfecto para sentir la vitalidad del jardín.