“Vinimos a vivir aquí tres semanas antes de que naciera Olivia”, recuerda Ariadna, la propietaria, que cambió su pequeñísimo piso en el centro turístico de Barcelona por 120 m2 de tranquilidad. Una tranquilidad que le da un nuevo barrio lejos del corazón de la ciudad pero también la decoración de la interiorista Blanca Tey. Ariadna venía de una casa de estilo súper moderno, con lacados negros y muy minimalista, “pero con una casa así, al cabo de unos años, ya no te sientes cómoda. Queríamos algo que fuera atemporal, elegante, y que nos sintiéramos a gusto ahora y dentro de diez años”, dice.
Inspiración El Mueble
¿Cómo llegaron a cambiar su estilo minimalista por este tan cálido? En este ‘viaje decorativo’, El Mueble tuvo mucho que ver. Ariadna le enseñaba a Blanca fotografías de la revista que le gustaban y Blanca mezclaba esas ideas con propuestas geniales que acabaron creando la casa que buscaban.
El color piedra da unidad y serenidad a toda la casa: tiñe desde techos hasta la cerámica del baño.
La madera, los textiles lisos y suaves, el color piedra... Todo ayuda a crear armonía y la sensación de que esta casa nunca pasará de moda. Aunque Blanca también se da la libertad de sorprender con algún toque especial como el papel pintado de rayas de la chimenea, porque una pieza especial merece un marco especial. “La chimenea era de los años 70, tuvimos que actualizarla y de nuevo lo hicimos con el color, pintándola como el resto de las carpinterías”, nos explica. Y ahora, este rincón, con esas butacas burdeos, es uno de los favoritos de Ariadna.
Un estilo clásico y actual
“Todos los muebles los elegimos juntas, porque yo no me fío de mí misma –cuenta riendo la propietaria–. Blanca tiene mucha visión y cuando había piezas que yo no veía claras, me decía ‘lo vemos puesto y si no te gusta, no pasa nada, pero ya verás que quedará bien”. Y la verdad es que todo quedó más que bien. Consiguieron un estilo clásico actual con carácter gracias a las maderas en bruto de los muebles y a toques como la guía de granero del salón o el vajillero abierto del comedor. “Ahora tengo realmente la casa que deseaba –acaba la propietaria–. Quería que al entrar dijeras ‘yo me quiero quedar aquí’ y ha sucedido, porque nuestros amigos, cuando vienen, dicen: ‘Te cambio la casa y yo me quedo aquí, ¿vale?".

CON ESTILO
Test: ¿Cómo eres de clásico? ¡Mídelo!