Hay reformas y reformas. Unas son buenas y otras, como la de esta casita de verano, milagrosas. Y es que sus apenas 70 m2 se han rentabilizado de tal manera que parecen haberse duplicado. Así lo afirma María, su propietaria, para quien la reforma ha sacado espacio de donde, aparentemente, no lo había.
El ejemplo más evidente es el salón, que se ha ganado literalmente al exterior para disfrutar de un espacio más amplio. Donde antes había una terraza, ahora, gracias a un cerramiento, hay el salón. Éste se abre por ambos lados con puertas correderas, lo que permite ampliarlo hacia el porche durante los meses de verano. Para reforzar la continuidad entre ambas zonas, se ha unificado el suelo, que es de pino pintado en blanco. De hecho el blanco, en sus mil y un matices, es el color estrella de la decoración, presente en muebles, textiles e incluso complementos. ¿La razón?
Su mágica capacidad para multiplicar la claridad. Además, tiene el poder de aligerar las piezas voluminosas, como el sofá, que en realidad son dos colocados juntos. Este se ha completado con dos butacas y un par de pufs que pueden servir de asiento extra. La cocina, que acoge también el comedor, está totalmente abierta al salón por dos lados: el propio acceso sin puerta y la antigua ventana de la fachada de la casa, que se ha respetado y ahora sirve de práctico banco. Aquí, el blanco vuelve a ser el protagonista absoluto. El mobiliario de la cocina, actual y sin tiradores, se ha combinado con el del comedor, también blanco pero de carácter más campestre, lo que suma calidez a este ambiente.
Siguiendo la estela del blanco llegamos al dormitorio juvenil, una clase magistral de aprovechamiento del espacio. Nada sobra y nada falta. Lo mejor, su doble altura, que regala un espacio extra para cuando vienen los amigos a dormir. ¡Y todo, sin restar metros! El acceso al dormitorio se ha aprovechado con un gran armario a medida que parece fundirse con la pared. Y, enfrente, un banco volado muy práctico como descalzadora. La cama nido, arrimada a la pared para no restar metros, sirve de sofá durante el día. La tradicional mesilla se ha reemplazado por una ligera mesita plegable con sobre de bandeja, que puede guardarse cuando la cama extra se despliega. El baño, al que se accede a través de una puerta corredera que no resta metros, se ha resuelto en el mínimo espacio.
¿Tu casa también tiene 70 m2? ¿Cómo la has distribuido?
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