Trasladarse al campo sigue siendo una elección radical, pero ya no exige renunciar a nada. Sabine Bolzan y su marido decidieron cambiar de vida. Encontraron esta construcción del siglo XIX, rodeada de árboles y viñedos, con un antiguo secadero de tabaco adosado. Hacía falta tener energía y desear un estilo de vida diferente. “Diez años han sido necesarios para restablecer el sabor y la humilde nobleza que tuvo la casa en otros tiempos”, comenta Sabine.
El secadero de tabaco se incorporó a la vivienda, dando cabida al salón y a un dormitorio con paredes de tablones de madera. En torno a una estufa de cerámica, el salón mezcla un mobiliario actual con detalles de anticuarios y mercadillos. Y es que Sabine tiene un ojo especial para las piezas singulares. “El mueble cajonero de la cocina es un ejemplo perfecto de mi estilo. Era un antiguo mueble de mercería. Ahora lo uso para guardar cubiertos y utensilios de cocina”. Espaciosa y cómoda, se nota que Sabine disfruta en ella.
Tiene el don de las cocinas de campo familiares, con un amplio comedor de diario. Un arrimadero de pizarra bordea la estancia, como un laboratorio ecológico donde soñar con la vida natural. Quizá por eso, un rótulo con la palabra francesa “rêves” (sueños) figura sobre la chimenea.
La casa se viste con la calidez de beiges, marrones y grises. Y de texturas naturales como algodones, linos e hilo antiguo. Durante cinco años, los propietarios recibieron en esta casa a huéspedes que, como ellos, disfrutaban de la tranquilidad y belleza del entorno. Pero con la llegada de Fanny, su tercera hija, dejaron de hacerlo. Y la casa por fin se convirtió en el gran refugio familiar con el que tanto habían soñado.
La claridad y el paisaje conforman la música de fondo de los dormitorios, cada uno decorado con un estilo distinto: el principal es más clásico y el de la planta baja, más campestre, con muebles rústicos y telas de toile de jouy. Todos se abren al jardín, equipado con muebles recuperados –cómo no, por la propietaria– de un mercadillo cercano. Y sin darse cuenta, Sabine transformó su pasión por la decoración, en su nueva profesión. Se lo debe a esta casa, con la que forjó su estilo.