"Yo soy de las que piensan que las casas te eligen a ti, y no tú a ellas”, dice convencida Lorena.“ En un viaje que hice por Cantabria, un día vi, por casualidad, una casa que me enamoró. Se trataba de una antigua cuadra situada en un lugar idílico, con muchísimo terreno, su propio riachuelo… un verdadero sueño. El caso es que al cabo de un tiempo, hojeando una revista, allí estaba. ¡Una foto de la casa de mis sueños, y estaba en venta! No me lo podía creer. Parecía que la casa me había encontrado. La compramos sin dudarlo”.
“Buscaba una decoración campestre me recuerda a Nantucket (Massachussets), una isla idílica donde tenemos la suerte de veranear”. Con esa inspiración, decoró toda la casa. El resultado, lejos de quedar excesivo, recrea la atmósfera romántica y acogedora que Lorena buscaba. Y está feliz, porque ha conseguido convertir un flechazo en una casa a su capricho. ¿No es el sueño de cualquiera?