Abierta al entorno para no perderse detalle del magnífico jardín que la iba a rodear, y para disfrutar del aroma de la lavanda y de la brisa del mar. Así soñó su hogar la pareja inglesa que llegó al Mediterráneo huyendo del gris de la niebla.
Este sueño tomó forma en los tres porches de esta casa, que son el corazón de la vivienda. Así, bajo el cañizo distribuyeron dos salones diferenciados por las alfombras y el color de las lonetas. Y en el jardín trasero y rodeando la casa a modo de claustro, una hilera de columnas de piedra y bancos de madera desemboca en un tercer estar, más recogido e íntimo, decorado con piezas de jacinto de agua trenzado.

CASAS DE CAMPO
Reformar la casa para un cambio de etapa
La estrecha relación del salón con el porche exterior, separados tan solo por una puerta corredera, ha influido en la decoración de esta estancia, que destila el mismo frescor que se respira en toda la casa. Los muebles decapados y de maderas claras, y los textiles en blanco, vainilla y un gris suave han sido las claves para lograrlo.
También en el dormitorio las telas desempeñan un papel primordial. Por un lado, vestir de calidez un espacio muy amplio que cuenta con su propio estar, y por otro, dar un toque británico con sus detalles florales a la estancia más privada de la casa. La moqueta, que garantiza una cálida pisada, es otro guiño a las raíces inglesas de sus propietarios.