Situada en el corazón de un bosque asturiano, la vida en este antiguo molino harinero adquiere otro ritmo marcado por el constante discurrir del canal que pasea a sus pies. Desde el porche, las vistas son inmejorables y la banda sonora, de lujo: el rumor del agua y el melódico canto de los pájaros. Esta estampa, como de cuento de hadas, no pasa desapercibida en el interior: sus paredes acristaladas invitan al exterior a colarse en casa. Los textiles en marfil aligeran el entramado de vigas de madera del techo.
En el comedor, también la mirada es de largo recorrido, nada frena las vistas. Una librería baja apoyada en la trasera del sofá es la única división entre ambos espacios. Aquí, las tapicerías también se han elegido claras, aunque la gran protagonista es la mesa, cuyo sobre de cristal y patas en aspa parece reproducir la estructura y los materiales estrella de la casa. Cristal y madera están presentes, de nuevo, en el dormitorio, que se transforma en un acogedor y único refugio desde la terraza del cual se accede directamente al corazón del bosque.
¿Te gustaría vivir en medio del bosque? ¿O es demasiado solitario? Cuéntanos tus impresiones en los Comentarios de este artículo.