“La construcción ya existía, pero la reformé a fondo para convertirla en la casa que había soñado. Mi idea principal fue que la vivienda se integrara en el paisaje y que todas las estancias disfrutaran de las vistas al máximo. Cualquier ventana enmarca algún elemento precioso”, explica Rafael Danés, encargado del proyecto.
En el porche se sitúa el comedor exterior, con una mesa de cuatro metros y un estar con dos sofás. “Las veladas aquí son una delicia. Justo enfrente está el pueblo de Cas Concos y el campanario iluminado de la iglesia de Sant Nicolau es como una lamparita que ilumina la noche”, señala Rafael.
Una puerta de doble hoja da paso a la cocina. “La hicimos corredera y acristalada, así abre o cierra según convenga, y siempre deja pasar la luz y las miradas”. En la planta superior destaca la suite principal.
Con una romántica chimenea, disfruta de dos terrazas, una cubierta y otra descubierta. Desde esta última Rafael señala hacia el sur donde se divisa el perfil de la isla de Cabrera. Rafael siente orgullo por esta casa, que también alquila en verano. “Cuando has pasado un par de días aquí, ves la vida de otra manera. Es una descompresión total, olvidarse del estrés y de los problemas. Esta casa crea un estado de ánimo especial”. En la decoración de la casa participó la empresa Copper House Living.