Nuestros anfitriones ingleses están enamorados del “clima glorioso” de la Costa del Sol desde hace tres décadas. Hace unos años decidieron construir su “casa definitiva en el Sur”, y lo hicieron cuando encontraron el lugar perfecto, discreto y tranquilo, en lo alto de una colina boscosa con vistas a la bahía de Marbella y el Mediterráneo hacia el sur y a la sierra de las Nieves al norte. Encargaron el proyecto al arquitecto Miguel Tobal: “Quisimos que la construcción se mimetizase, se fundiera con el paisaje, con el entorno agreste que nos rodea. El objetivo fue que pareciese que la casa siempre hubiese estado aquí”.
Creada para recibir
La vivienda se organizó alrededor de un jardín con piscina, con toda la fachada recorrida por un porche en el que los propietarios pasan la mayor parte del tiempo. “Nos gusta recibir amigos, sentarnos en el cenador a comer algo y ver como nuestros hijos y nietos juegan al fútbol en el césped, se bañan en la piscina....”, explica la propietaria.
Una magnífica puerta antigua, de madera con herrajes, nos da paso a un fresco recibidor. “Esta antigua puerta de doble hoja la recuperaron unos artesanos de Ronda por expreso encargo nuestro. Es una joya del pasado –señala el arquitecto–. También en los interiores buscamos la armonía con el paisaje, con texturas tradicionales típicas de la zona: suelos de barro manual tratados al aceite, paredes gruesas encaladas, madera tratada en los muebles, viguerías envejecidas... Se trataba de conseguir ambientes acogedores y atemporales, alejados de las modas. Las puertas y las ventanas, de madera y con unas molduras ligeras, son un buen ejemplo de esta idea”.
Con cierto aire provenzal
Los tejidos cálidos y los colores naturales guiaron la decoración de la casa, a la que la propietaria quiso dar algún toque provenzal, como en los muebles de la cocina, o muy inglés, como en los tejidos del dormitorio principal. “La cocina tiene una sólida isla con encimera de madera y se comunica directamente con el comedor de diario. Tiene una campana de obra y un antepecho de piedra que nos recuerdan las cocinas antiguas –explica Miguel Tobal–. Todo ello con la idea de que sea un espacio para vivir, no solo para cocinar, y para que lo usen varias personas al mismo tiempo”.
El dormitorio principal está en la planta superior y en uno de los extremos de la casa, con lo que da a tres fachadas. “Es mi estancia favorita –asegura la propietaria–. Es muy amplia y los techos inclinados con vigas pintadas son una maravilla. Además tenemos una terraza para nosotros solos donde disfrutar de las impresionantes vistas al mar, al jardín, a los porches con columnas que se asoman a la piscina y rodean la casa y a las montañas... Un sueño hecho realidad tras muchos esfuerzos”