Cuando llegamos aquí, la sensación de descompresión es inmediata. Simplemente, en esta casa nos sentimos mejor. Nos lo cuenta Javier Krahe, su propietario, que la diseñó junto a su mujer y un arquitecto local. “Vivimos en Madrid y venimos siempre que podemos, en busca de paz y aire puro”.
Aquí había hasta hace pocos años un par de chamizos donde se refugiaban las vacas. Hoy es una casa magnífica, pero la tranquilidad y la belleza del entorno son los mismos. “Nos encantaba esta zona, la comarca de la Vera, en Cáceres, sus paisajes, la calma que se respira. Es nuestro paraíso. Por eso buscamos un terreno para construir una casa a nuestra medida”.
La luz natural es uno de los puntos fuertes de la casa. La casa se encara al sur y creamos ventanas grandes para tener luz natural y vistas. En la planta superior están los dormitorios, sencillos y equipados con lo básico. “No son muy grandes porque así es más fácil calentarlos en invierno. Tenemos un sistema domótico y antes de salir de Madrid ponemos la calefacción para encontrar la casa caldeada al llegar”. Una delicia.