RECUPERAR EL PAJAR
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De ruina... ¡a tesoro!
Solo pudieron conservar los muros de piedra y el gran ventanal en arco que deja que el sol inunde el interior. Pero la esencia del viejo pajar sigue intacta
Actualizado a
1.
Recuperada con mimo
“Solo pudimos aprovechar los muros de piedra, lo demás lo hicimos nuevo”, dice Loles, la directora de la obra. Eso sí, contaban con un elemento precioso al que sacaron el máximo partido: la gran puerta en arco.
Tumbonas de Habitat. Macetas y plantas de Jardiland. El pavimento es
de pino de Flandes tratado en autoclave.
2.
Bajo el ventanal
“Es muy ancha y alta porque por aquí pasaban los carros que descargaban la paja. La acristalamos de arriba abajo para convertirla en la fuente de luz natural de la casa y en punto de salida al exterior, con una puerta en el centro”. Nos cuenta la directora de la reforma.
Sofás y alfombra de Ikea. La mesa de centro es una carretilla procedente de una antigua fábrica textil.
3.
Vistas al jardín
Los taburetes
de colores son
de Sacum. Mesa auxiliar de madera y hierro adquirida en Azul-Tierra.
4.
Mesa de centro
La bandeja de madera, el juego de té y el jarrón proceden de Sacum.
5.
Zona de estar
Lámpara de Sacum. Cojín alargado
de Azul-Tierra
y los cuadrados de Gastón y Daniela.
6.
Abierta al salón
Una gran abertura sin puerta, la cocina también tiene salida al jardín. “Forman casi un único ambiente. A los propietarios les encanta recibir amigos y organizar comidas y cenas. Alrededor de la isla se crea un clima ideal: quien cocina no se queda aislado y todo el mundo está a gusto”.
Lámparas de estilo industrial de India & Pacific. Trapo de lino de Matèria y mantel de Filocolore.
7.
En la cocina
Mobiliario realizado por Ebanistería y Carpintería Aneto. Taburetes de Cistelleria Casa Vila.
8.
Zona de cocción.
Tablas de cortar de Ikea. Olla y bolsa
de Sacum. Maceta de Jardiland. La campana extractora es de Bosch.
9.
La zona íntima
Los dormitorios se situaron en la parte de atrás de la casa: “Aquí el muro era completamente ciego y tuvimos que abrir ventanas en todas las habitaciones – comenta Loles–. Las equipamos con contraventanas interiores, porque son más cómodas que las exteriores a la hora de abrirlas y cerrarlas”. Además, aquí la tramontana sopla fuerte muy a menudo, así que era más seguro instalarlas por la parte interior.
Ropa de cama de Filocolore. Mesita de noche de India & Pacific y lámpara de Sacum.
10.
El tocador
Loles nos lleva al baño del dormitorio principal para descubrirnos un detalle curioso. El tocador es un antiguo mueble de madera, recuperado de una fábrica textil. El listón inferior está deformado, desgastado: “Era donde apoyaban los pies las trabajadoras de la fábrica”, cuenta Loles. Y en esa imperfección, que es un reflejo de su pasado, está parte de su encanto.
Jarrón de Mercader de Venecia.
11.
En el baño
Lavamanos Atlantis de Silvia Barnils. Espejo de Art Jacquard.
12.
Zona de ducha
Un tabique que no llega al techo, protege, da intimidad pero no resta luz al rincón de la ducha.
13.
Comedor exterior
En el antiguo gallinero del pajar. Manteles y caminos de mesa de Filocolore. Ensaladera de Mercader de Venecia.
14.
Bajo la pérgola
Butacas de mimbre de Ikea. Cojines lilas de Filocolore y botellas de agua de Sacum. Copas de India & Pacific.

"Hablando claro: era una ruina. Pero una ruina con mucho futuro”. Son palabras de Loles Armengol, que dirigió la obra con su socia en AP Interiorisme, Eva Pallarès. Los propietarios estuvieron a punto de rendirse. Durante meses recorrieron el Ampurdán en busca de una casa para convertirla en su refugio de vacaciones. Pero todo lo que encontraban eran construcciones estrechas, con poca luz, y ellos querían una casa dentro del pueblo pero con espacios amplios y luminosos. Al final dieron con un viejo pajar abandonado. Formaba parte de una antigua masía, en el límite de un pueblecito tranquilo. Delante, tras el imponente ciprés que preside el jardín, el campanario de la iglesia. Detrás, prados y campos de cultivo.

RECUPERAR EL PAJAR
De ruina... ¡a tesoro!

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