"Nos inspiramos en la arquitectura victoriana, con exteriores coloniales", añade el arquitecto. "Aunque yo la veía más moderna", remata una amable Barbara. Este mix de estilos se nota en el interiorismo, que consigue unidad decorativa (¡algo muy importante para que la casa se vea armoniosa!) gracias al tono beige dominante. Lujo en Marbella, sí, con colores claros y serenos al mando, también.
"Mi apuesta es que esta armonía solo se rompa con el uso de las texturas y con algunos guiños", reconoce Barbara. Así lo vemos, por ejemplo, en el clasicismo del suelo enmoquetado de los dormitorios. O con el papel pintado con textura del salón, o incluso con el capitoné del banco a medida del office.
"Para mí, la casa tiene que ser un refugio y los tonos sin estridencias me aportan calma y tranquilidad", defiende Barbara. ¿Un punto de contraste? La madera oscura y las plantas, que se integran de una manera muy natural y suman un aire vivido.
En el sofá, cojines lisos de Gancedo. El amarillo geométrico y el crudo a rayas son de La Fábrica de Hielo. La manta es de Zara Home y los jarrones de 1950. Las flores son de Beyma Flor.