Una familia con seis hijos. Una gran parcela para hacerse una casa de vacaciones. Esta es la historia de un amor. Porque los propietarios no lo dudaron nunca: querían convertir la parcela que habían comprado, en una urbanización del Baix Empordà, en el lugar de encuentro para todos sus hijos y sus nietos. ¡Y los amigos que llegaran! Que la alegría y el amor familiar estuviera in the air y también in the house. Querían una casa con jardín, amplia, con luz y calidez, pero también que fuera fácil de vivir y de recoger. Una buena combinación.

¿SALIMOS FUERA?
5 pisos con terraza que nos chiflan
Eso sí, había un pequeño pero (siempre lo hay): según las normativas urbanísticas, la casa debía tener un tejado a dos aguas, un máximo de dos plantas y estar construida con materiales locales (este punto, bien). “Pero no queríamos una masía actual, ni una ‘seta’ sobre el terreno”, explica la arquitecta Inés Sorensen. El estudio de arquitectura Turull & Sorensen optó entonces por diseñar una vivienda encastrada en el terreno, con una ligera pendiente, que aprovecha los metros y amplía el jardín.
“Para albergar a toda la familia ideamos una zona de día abierta y como un espacio único para que luciera y para poder ubicar sofás grandes junto a la chimenea”, cuenta Inés. “Como el techo es a dos aguas, la zona central es muy alta, pero hacia los laterales las vigas van perdiendo altura y los espacios, ganando calidez”. Fantástico.
Así, la casa fue construida en tres niveles que hacen fácil la vida en familia. Nada más entrar, ves cómo estas tres alturas se despliegan. Unos peldaños hacia arriba llevan a los dormitorios y baños. Unos peldaños hacia abajo dirigen a la habitación con estudio, baño y tres camas nido para seis niños, con salida al patio. Y, en la planta principal, la suite de los propietarios y la zona de día. En ella, tres peldaños más delimitan la cocina, el office y el comedor.
Eso sí, para todos o grande no quiere decir fría o sin personalidad. Por ejemplo, el comedor, aunque tiene espacio para muchos, se ve recogido y acogedor.
“Usamos vigas de pino blanqueado autóctono y también baldosas de barro de la zona”
Y diseñaron algunos muebles de obra, como el banco del comedor o la librería del salón. De la decoración de la casa se ocuparon Inés y Mercedes Vilá, de Viladós Interiores. Ellas eligieron las telas lisas de algodón y de lino, las lámparas actuales y algunas piezas de mobiliario, como las mesas, que son grandes para acoger a toda la familia.
“Son de roble recuperado y hierro, como el bufet de tres metros de largo. Las del porche tienen el sobre de toba, para limpiarlas con manguera”, cuenta Inés Vilá. El gran banco para relajarse promete buenos momentos en familia. Llenos de amor, como querían sus propietarios.

JUNTO AL MAR
Tú eres como el sol de la mañana