Piensa en un inglés en Madrid: ¿qué quiere (además de ir en sandalias en invierno por la Gran Vía)? Muy probablemente, “un jardín asilvestrado muy verde y con un gran prado rodeado de bosque, como los de Reino Unido, su país”. Oh, oh. ¡Pero esto es Madrid! ¿Qué hacemos? Buscarle una casa como ésta.
“Es campestre, muy europea y algo femenina. Queríamos que la naturaleza se reflejara y se viviera de dentro hacia afuera. Encargamos un gran porche para disfrutar todo el año”, cuenta Sonia, la esposa de Mike, el inglés en cuestión que soñaba con ese prado para vivir, pero en la capital de España.
Veinte camiones de tierra fértil y la inspiración del paisajista Jesús Ibáñez se sumaron al proyecto de hacer de esta vivienda una auténtica casa-jardín british style. Las interioristas Ana Pardo y Carla Rotaeche reformaron la casa, colaboraron con el paisajista y con el arquitecto Carlos de Ochoa para integrar el jardín en el interior. “Proyectamos grandes ventanales, utilizamos materiales naturales como fibras vegetales, algodón, hierro y maderas... Y muchos papeles pintados con temas campestres y tonos verdosos, azulados y blancos, que evocan la naturaleza”, dice Ana.
"Mezclamos colores, muebles antiguos franceses, ingleses y españoles con otros modernos y tejidos y estampados distintos. Y encajan"
¡Quién diría que la casa está cerca de Madrid y que en los albores de la gran urbe podría haber tanto silencio! “Nos enamoraron las vistas a la sierra que tenía la casa”, recuerda Sonia.
Y dentro, ¿qué?
Además de centrarse en el jardín, hicieron su correspondiente reforma. “La primera planta tenía un techo abuhardillado hasta el suelo que cambiamos para darle uso, así que ha sido un proyecto largo y bonito”.
Mientras la reforma avanzaba, fueron viendo dónde incidía más la luz natural con el cambio de estaciones y encontraron materiales y muebles con carácter, como la piedra de Colmenar del porche o la antigua biblioteca que ahora es una alacena en el comedor.
Para que la distribución fuera cómoda para toda la familia –tienen tres hijos–, crearon espacios compartidos en la planta baja y en la primera, las habitaciones de los niños a un lado y el espacio de la pareja al otro “con baño, vestidor y rincón de estar, al estilo de una manor house [una casa de campo inglesa]”. El espíritu natural se aprecia también en los revestimientos. Un pavimento estratificado que imita largas lamas de roble “resistente a las idas y venidas de niños al jardín y papeles pintados fáciles de limpiar. Si la casa está bonita vacía, funcionará con poco esfuerzo”, asegura Ana. Incluso diseñaron el suelo de mosaico del baño infantil, a juego con el papel pintado de árboles.
“Hemos mezclado colores, muebles antiguos franceses, ingleses y españoles con otros modernos y tejidos y estampados distintos. Y encajan como si hubieran estado ahí siempre. Nos gustan las casas vividas y a la medida de sus dueños. Que se identifiquen profundamente”, comentan las interioristas. Espíritu de fusión y multicultural, bienvenido seas.

DE REVISTA
Un piso al más puro estilo 'El Mueble'