Mercedes enciende la última vela del murete del jardín. Queda precioso, así, todo iluminado. Una casi se olvida del frío de la noche montañesa en medio de tantas luces. Parece una casa encantada, como de cuento. “Las velas, imprescindibles para mí cuando recibo en casa, y las flores son mis grandes pasiones. Y en Navidad son las protagonistas absolutas de mi casa...”, nos cuenta Mercedes Álvarez de Toledo, propietaria de esta casa situada en el campo cántabro y dueña de Coordonné Madrid.
¿El plan? Cenar y tomar las uvas al ritmo de las campanadas de la vieja iglesia.
Los primeros invitados están a punto de llegar y las copas de champán esperan en el salón para recibirlos.
Mercedes ha cuidado todos los detalles para vestir su casa de fiesta, y nosotras la hemos ayudado a dar los toques finales. Hemos empezado por el porche y el jardín, que ahora parecen un campo de luces, con velones y farolitos para dar una cálida bienvenida. La preciosa corona de la puerta, confeccionada con ramitas de hiedra, rosas y flores del campo, es la mejor carta de presentación de lo que nos espera una vez dentro de la casa: una atmósfera romántica, con rincones llenos de magia y con sorpresas detrás de cada puerta.
Sin ir más lejos, ya en el recibidor Mercedes ha decorado los espejos con ramas de abeto y ha salpicado con centros de rosas de pitiminí algunas piezas de mobiliario. “Supongo que no hace falta que te diga cuáles son mis colores favoritos”, nos dice entre risas. El rosa y el verde, ¡sin duda! Son los colores que ha escogido para la decoración navideña de su casa, inspirada sobre todo en el campo. “Todo me lo traigo del jardín: ramas de abeto, hiedra, eucalipto, piñas, hortensias, rosas...”.
La celebración empezará en el salón, donde Mercedes y sus invitados tomarán el aperitivo. De ahí que las dos zonas de estar (la más informal de los sofás de flores y la de recibir, con un sofá blanco) se hayan decorado al detalle para la ocasión. En el comedor, Mercedes ha vestido la mesa con un mantel blanco –“porque hoy es un día especial: ¡todos los que tengo son rosas!”–, una vajilla inglesa y un delicado centro de flores. Y claro, más velas. ¡Incluso en la alacena! El resultado es tan original como encantadoramente mágico.
Y esta magia, que guía la decoración de la casa, la encontramos también en las habitaciones. El dormitorio de invitados, con un precioso papel pintado de flores, tiene un aire muy de “cottage”, la típica casita de campo inglesa. La idea de Mercedes es dejar un pequeño regalo sobre las camas, un último detalle para sorprender a sus invitados e irse a dormir con una sonrisa en los labios. Los ha estado envolviendo en su dormitorio, que cuenta con una chimenea de mármol y una gustosa chaise longue de herencia que invita a tumbarse.
Aquí Mercedes tiene su saloncito privado, rodeada de cuadros antiguos y piezas recuperadas que llenan de historia las paredes. Los cabeceros también son antiguos, pero Mercedes los pintó de blanco para darles un aspecto más actual y desenfadado. Toda la casa refleja su talento para dulcificar lo clásico y darle un guiño inesperado a la tradición. Y en Navidad, mucho más.