“Buscaba algunas piezas especiales, que fueran artesanales, pero asequibles y no las encontraba en ninguna tienda. Así que decidí fabricarlas yo misma...”, nos explica Cristina. Así nació Ruedeco, la marca con la que vende las piezas que crea, customiza o recupera. ¿Su apuesta? Utilizar solo aquello que le guste mucho y buscar un elemento que dé continuidad en la decoración. Y además, apostar por piezas económicas.
“Creamos una caja neutra, con paredes blancas y suelo de microcemento claro. Cada habitación podía ser nueva y diferente...”. Los guiños de color están en los detalles: las alfombras artesanas de cálidos rosas y anaranjados, los cojines rosa palo, color sandía o verde, y en el salón sobre todo en las butacas, de corte clásico con un respaldo de rejilla, pero retapizadas y muy estilosas. ¡Qué especiales!
¿Más detalles? “Cuando preparaba el dormitorio, encontré un papel pintado de helechos que me encantó y alrededor de él imaginé el cuarto, con textiles verdes y las lámparas amarillas, que encontramos rebuscando en El Rastro de Madrid. Si das con un detalle que te enamora, ¡llévalo contigo!”. Ella lo ha hecho: “El mueble y el lavabo del baño son recuperados, tienen mi toque personal”.
Nos despedimos en la entrada, con su banco de obra, sus colchonetas y sus cojines coloridos. “Adoro los tejidos naturales. Me gusta ponerlos en cada estancia”. La buganvilla y las plantas completan la postal veraniega.