Detrás de la puerta, porque donde ahora cuelgan los abrigos antes estaba la entrada de la casa, vieron un recibidor muy desaprovechado, un techo de madera oscuro, una chimenea anticuada, una buhardilla sin sentido... Y donde los demás veían un "¡Está perfecta! ¿Para qué te vas a liar?", Eva y su familia visualizaban todas sus posibilidades.
Donde todos veían la típica casa de montaña, ellos imaginaban esta casa, inclasiflicable. Cuca Arraut puso el proyecto y Eva, la propietaria, lo materializó. Lo sufrió y lo disfrutó. Tanto, que ahora regala consejos a sus amigos.
Porque pintar todos los techos de madera fue una decisión difícil, podía parecer una lástima, pero le dio un vuelco total al estilo. Y la altura, los metros y la luz, parecieron multiplicarse por tres.
Y su marido no se quedó atrás, él se encargo de escoger esta chimenea ideal. "Todos la disfrutamos mucho. Es como nuestra tele. Pero fue mi marido el que la buscó a conciencia. Esconde un cristal en U, lo bajas fácilmente y lo llena todo de tranquilidad", nos confiesa Eva.
Y también puso su granito de arena en el piso de arriba. De su insistencia también salió la moqueta que tiene tan mala fama pero que resultó ser un gran acierto de calidez y comodidad, para ellos y para los niños.
Y a ti, ¿qué te ha parecido la mezcla de esta casa?