Aquí vivieron sus abuelos y, donde duermen ahora sus hijas Alejandra y Valentina, dormía hace años su madre. Cuando Ana heredó esta masía no sabía que, con el tiempo y una reforma, se convertiría en el refugio de ensueño de su propia familia, arropada siempre por los recuerdos.
Cálida, acogedora, con una enorme biblioteca llena de historias por descubrir, a pesar de la reforma sigue evocando los aromas de su infancia. Ahora, juntos, protagonizan los momentos que se convertirán también en recuerdos.
Si quieres ver más de esta encantadora casa no te pierdas esta galería de imágenes y el artículo en el que te contamos al detalle toda su historia.