No es casualidad que la foto que abre este reportaje sea la de un gran fuego encendido, porque es un perfecto resumen de esta casa en los Pirineos. Es lo que querían los propietarios: una gran chimenea con mucho protagonismo, pero se encontraron con la típica y correcta propuesta rústica de piedra. Y aquí la tienen ahora, rodeada de madera de castaño.
Eso sí que llegó por casualidad: "Nos enamoramos de unos piezas viejas que vimos en una ebanistería y conseguimos que nos regalaran unos sobrantes. Empezamos a hacer pruebas y cuando la cepillamos y la teñimos de blanco, salió este precioso acabado", nos cuenta Juanma Alfonso, de Luderna Design.
Estas manchas grises han marcando la decoración tan acogedora de esta casa. ¡Ahora buscan castaño viejo donde haga falta! Los 'superpoderes' de esta madera se ha usado para destacar tres zonas clave de la casa: el frente de la chimenea, la pared del recibidor (para separarlo visualmente de la cocina y regalarnos una cálida bienvenida) y la pared del cabezal del dormitorio principal.
Para el resto de habitaciones se cambió de estrategia. Aquí nos encontramos con el mundo de los papeles pintados. Es otra forma de abrigar un poco más las paredes, incluso en los baños. Cada uno a su estilo, entre cuadros y ciervos de tela, todos tienen un toque de gris.
Y antes de irnos, un último detalle: todas las carpinterías de las ventanas son blancas, lacadas, en un intento de hacerlas 'desaparecer' para proteger al verdadero protagonista de la casa: el espectáculo del paisaje que está fuera.