La interiorista Sophia Wadsworth tiene claro qué le gusta más de su casa de campo. “El huerto es mi santuario. Nos alimenta con productos deliciosos todo el año. Y el envigado de roble de la casa es espectacular. Le da carácter y un aire tradicional, sin perder el confort de un hogar actual”. La fachada de madera blanca, el ladrillo y las tejas recuperadas le dan el inconfundible estilo de las casas de Kent, al sureste de Inglaterra. “Esta es una zona de alto interés paisajístico, donde hay que construir de forma tradicional”, explica.
Una aventura para conseguirla
La historia de Sophie y su marido Andrew con esta casa es una gran aventura, que llegó a buen puerto gracias a la determinación de la pareja y buenas dosis de humor inglés. “Vendimos nuestra anterior casa enseguida y tras un año buscando vimos esta parcela en subasta. Pujamos alto por ella, resignados a comer alubias con pan durante 10 años. ¡Y ganamos! Luego, luchamos para cambiar el plano del ayuntamiento, que limitaba la casa al espacio de una vieja cabaña”. Durante un año y medio estuvieron viviendo con sus hijos Teddy, Georgie y Patch en tres casas móviles en la propia parcela “que implicaba cosas tan pintorescas como salir a tender la colada con botas de agua”.
Toques ingleses y escandinavos
Mientras, construyeron una casa de dos plantas, “con un anexo en “L” donde antes estaban las caballerizas y ahora están la cocina, el comedor y el salón. Dejaron la planta baja diáfana y abierta a las vistas y le dieron el estilo de granero reconvertido, con una cocina campestre rodeada por una terraza de madera que la conecta al jardín”.
Sophia ha escogido muebles de tonos claros, de estilo escandinavo, que potencian aún más la maravillosa luz de la casa. “Mi madre es sueca y adoro el look nórdico. Creo que los muebles sencillos y los colores neutros hacen que destaque aún más la belleza del techo de madera”.