Sí, sí, pregunta y verás. Esto le ocurrió a la dueña de esta casa. Tenía un piso grande, en Madrid, y tomó la decisión: ¿por qué no partirlo en dos y crear una casa para su hija y otra para ella? Tú en tu casa y yo en la mía. Cercanas, pero cada una con sus metros cuadrados, ¿no es fantástico?
Así, de un gran piso, esta madre independizada pasó a vivir en un pequeño apartamento, de forma irregular y solo 65 m2. Su objetivo: “Convertirlo en un hogar acogedor y alegre, cómodo para vivir sola y para recibir invitados”. Sin hijos que te controlen, faltaría añadir.
“Contábamos con dos fachadas, así que situamos la zona de día en la parte más luminosa y los dormitorios en la más tranquila. Una de las primeras decisiones fue forrar con espejos la pared de detrás del sofá. Así logramos dos objetivos fundamentales: multiplicar la luz y crear más sensación de espacio”, explica la decoradora Mercedes Postigo, que se ocupó de la reforma.
El aprovechamiento de los metros es clave en un piso de estas dimensiones. Salón y cocina ocupan ahora un único espacio, versátil y sin divisiones. “Incluso el suelo y los tonos de los muebles son los mismos. Para comer, hay dos opciones que se adaptan a las necesidades de cada momento: una mesa redonda y una barra con ruedas que es plegable y fácil de mover”.
La zona de escritorio se instaló en el recibidor. “La librería del salón va más allá de la pared y se convierte en un semitabique que aísla el recibidor-despacho”, cuenta Mercedes.
Para conseguir el toque acogedor y el sello personal que querían darle al piso, buscaron “muebles originales, como la librería del estar, la alacena de la cocina o la barra de desayunos. Son de madera pintada en dos tonos y las encontramos, después de una larga búsqueda, en la tienda Sofía Martín de Zaragoza”.
En los dormitorios, las piezas a medida ganan protagonismo: “Los pilares nos condicionaron mucho. Decidimos integrarlos con un tabique de obra acabado con una repisa de DM lacado en blanco que recorre toda la pared, igualando las irregularidades. Esta repisa hace también de cabecero, acoge espejos, cuadros y otros objetos, y además es una tapa que puede levantarse para guardar cosas”, comenta la decoradora.
Los dos dormitorios tienen armarios encastrados, con interiores diseñados para sacarles el máximo partido. Y todos los rincones se han aprovechado con estantes: en la habitación de invitados para crear una zona de escritorio y en el principal, como librerías a ambos lados de la cama. La vivienda respira sobre todo la personalidad y el momento vital de la propietaria, independiente y vital, ante esta nueva vida que empieza. Casa pequeña, grandes momentos.
Las claves de este apartamento de 65 m2
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Recibidor-despacho: queda separado del salón gracias a la librería, que sobresale de la pared.
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Barra con ruedas: se puede mover y su tablero es plegable, así que puede doblar su capacidad.
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Muebles a medida: ganan mucho espacio para guardar en los dormitorios.