Deberíamos aprender muchas lecciones de los holandeses. Eso lo sabemos todos. Y mirando a Esther y cómo se ha planteado organizar su casa, ya no nos cabe ninguna duda: Primera lección, simplificar. Segunda lección, analizar. Tercera lección, reutilizar (saca la libreta y ve apuntando).
Podríamos decir que el asunto tiene truco, porque no sólo a su condición de holandesa la dueña de esta casa le debe esa claridad mental. También tiene práctica. Trabajar en distintos países y en entornos variados le ha dado soltura en esto de las mudanzas. “Antes vivíamos de alquiler, en Vilafranca del Penedès, de donde es mi marido. Y nos mudamos a Barcelona porque trabajamos aquí y no era práctico ir y venir los tres –la pareja y su hija Catarina– cada día en tren. Al comprar el piso, lo cambiamos lo mínimo y aprovechamos nuestros muebles, para reducir gastos”. Simplificar y, cuarta lección (una que nos gusta a todos), reducir gastos.
El piso es de una luminosidad y una distribución abierta que, probablemente, a Esther algo le debió de recordar a su Holanda natal. “Da a un patio de manzana y entra mucha luz por los ventanales. Los anteriores propietarios lo reformaron bien y mantuvimos la distribución. La cocina a la vista con baldosas biseladas estilo metro parisino, los porticones antiguos y la galería del salón le dan un aire especial”.
Volvamos a la segunda lección: Analizar. Esther estudió cómo ubicar sus muebles (sí, sí, esta lección hay que aprendérsela bien). “Este piso es más grande que el anterior, y pude unir el sofá y la chaise longue, así es más cómodo. Para el mueble de la televisión me inspiré en una foto de Pinterest. Es un mueble lacado de la serie Besta con un sobre de cocina de madera, ambos de Ikea. También pintamos las paredes de blanco para darle un estilo nórdico, fresco y luminoso, con muebles lacados en blanco en contraste con el parquet de roble natural que había”. Quinta lección: inspiración (las redes sociales dan mucho juego).
"La mesa de escritorio de mi hija estaba en mi anterior cocina. Forré el tramo de pared con un papel pintado que me sobró"
Un mueble bajo tras el sofá delimita la cocina y aprovecha el espacio. “Sirve de botellero y aparador. Y la mesa tiene dos alas y un panel central para hacerla extensible, ¡cuando hago cenas cabemos doce! Está lacada en blanco como los muebles de cocina, que ya estaban”. Los actualizó (recuerda la Tercera lección: reutilizar). Porque su otra máxima es aprovechar lo que valga la pena y adaptarlo.
“Instalé una encimera de mármol negro mate y busqué una nevera de las medidas de la que había, para no tener que adaptar el mueble. Y fogones de gas en el mismo acabado de acero inoxidable; lo prefiero a la vitrocerámica que había. Sobre la mesa instalé dos lámparas de cristal transparente que no bloquean la vista. Tienen un toque artesanal que encaja con las baldosas y los porticones”. Mezclar (y van seis lecciones).
El mismo toque le ha dado a la habitación de Catarina. “Su mesa de escritorio estaba en mi anterior cocina. Forré el tramo de pared con un papel pintado que me sobró cuando empapelé su otra habitación. Le da alegría y protege de roces. También forré la trasera de su cabecero para coordinarlo. Tiene un estante y un cajón lateral extraíble”.
El estudio está en un balcón que cerraron los antiguos propietarios. Para hacer el paso sin puerta un poco más dulce, “colgué un visillo blanco. Y en nuestra habitación pinté la pared de ladrillo en gris claro. Resalta el cabecero a medida que ya había. Y las puertas molduradas del armario, ¡que cupo por los pelos!, refuerzan el aire vintage del piso”. De nuevo: mezclar, inspirar... Y todo esto ¡sin interiorista! (claro, si aquí la que pueda dar lecciones es esta holandesa).