Más metros y luz. Son batallas de sobra conocidas para Natalia Zubizarreta en los pisos pequeños. Eliminando el pasillo que encerraba el salón, ganó la primera. Y la luz quedó a salvo potenciando los ventanales y el blanco absoluto.
Ahora tocaba darle carácter a un piso muy convencional. Elegir muy bien unas pocas piezas: el mueble del recibidor impuso después su color en la cocina. Aparece en el suelo, la encimera y el papel vinílico, entre todos resaltan los muebles blancos. "Poner papel puede parecer arriesgado, pero queda muy lejos de las zonas fuegos y aguas.¡Y le da tanta calidez!", aclara Natalia.
Y es que la cocina era muy importante para propietaria, tanto como el salón, porque le gusta mucho cocinar e invitar a comer, así que necesitaron ganar espacio para poner una mesa amplia y para almacenar todos sus gadgets.
Y su idea favorita: destapar las vigas de hormigón. Así sacó carácter a un piso de estructura muy convencional. Una solución digna de ser copiada.