Donde había “puertas y suelo de madera muy oscuros” (es decir, antiguos), ahora hay luminosidad, muebles modernos y sillas de diseño. ¿Qué ha pasado aquí?
La decoradora Jeanette Trensig, de Cado, es en la mayor parte la responsable de este profundo lavado de cara: Jeanette se ocupó de reformar esta vivienda de 70 metros, ganando amplitud y luminosidad a partes iguales. ¿Los ingredientes de su receta maestra? Muebles a medida lacados en blanco, espacios diáfanos y paredes pintadas de marfil, un color que capta muy bien la luz natural pero es más cálido que el blanco.
Pero no es sólo el blanco. No hablamos sólo de tonos: Jeanette diseñó ella misma esos muebles, “con almacenaje y sin tiradores, como la bancada del televisor que se prolonga en el banco arcón del comedor o los muebles de cocina”, explica. Son prácticos, son modernos, y sobre todo otorgan un aire muy contemporáneo a la vivienda. Combinados con las sillas, los taburetes y las lámparas perfectas, dan en la diana.
“Los muebles a medida lacados también reflejan la luz, se integran en la arquitectura y dan más sensación de amplitud”, comenta la decoradora.
También la biblioteca es obra suya, con un frontal que oculta el split del aire acondicionado, o el armario del dormitorio, en ángulo y de suelo a techo. Todo encaja. Y en cada rincón hay una idea.
La personalidad de este piso se debe además a otro material, que está presente en todas las estancias: el hierro. De hierro es la ventana que se abrió en la pared de la cocina, para comunicarla con el comedor, cuyo diseño se repite en las puertas de la cocina y el lavadero. Y también la escultural mesa del comedor, las patas de las sillas con asiento de cuero, la consola y el espejo del recibidor o la mesa de centro de la sala de estar.
Sí, el hierro es la sal que aliña este piso. Le da carácter y lo dota de un toque artesanal, junto con las maderas recuperadas y la tarima de roble blanqueado, que dan calidez al suelo. Pero, a su vez, es todo un contrapunto industrial para un interior que también sabe ser sereno. De la antigua casa oscura, ni rastro.