Sabemos que un colchón puede cambiarnos la vida cuando hace que nuestras noches se conviertan en un descanso reparador y profundo. Pero, ¿habías pensado alguna vez en el efecto que el colchón puede tener sobre tu vida sexual? Descubre las claves.
Para averiguar cuál es el mejor colchón para fomentar nuestra vida sexual, debemos estudiar sus características y cómo influye cada una de ellas en fomentar o dificultar nuestros encuentros sexuales. Quizás quieras hacer un repaso antes de comprar tu colchón definitivo.
La firmeza del colchón
Un colchón demasiado blando es como una ciénaga pantanosa: te hundes en él, algo que limita o ralentiza los movimientos y te hace sentir paralizado. Por contra, un colchón demasiado firme no tiene apenas elasticidad y puede convertir en incómodo e incluso doloroso moverse sobre él. Recuerda: para el buen sexo debemos tener una rápida capacidad de respuesta y sentirnos completamente cómodos, así que elige colchón de firmeza media, ni demasiado blando ni demasiado duro.
Amortiguación y rebote del colchón
Los mejores colchones para el sexo deben conservar un cierto efecto rebote cuyo impulso nos ayude a cambiar de posición fácilmente y nos ayude a mantener el ritmo necesario para ciertas posturas sexuales sin dejar de sujetarnos y estabilizarnos. Algunos tipos de colchones con efecto memoria se adaptan tanto a nuestro cuerpo que nos retienen y amortiguan por completo nuestros movimientos. Lo mejor para este tipo de actividad son los colchones con muelles ensacados, que mantienen cierto rebote pero cuyo recubrimiento textil individual hace que se muevan de manera independiente y menos ruidosa.
Confort
Ya lo hemos dicho antes: para el buen sexo es crucial sentirse cómodo y seguro, así evitaremos cualquier distracción y podremos enfocar nuestra atención en lo que nosotros y nuestra pareja estamos viviendo. Deberíamos sentir libertad de movimientos sin sentir excesiva presión en muñecas, rodillas, codos o nalgas, en los que descansaremos gran parte del peso en ciertas posturas. Para evitar una excesiva dureza, es bueno contar al menos con una capa mullida sin que deje de ofrecer soporte, así que cuida de que la capa superior de confort de tu colchón no sea demasiado fina.
El ruido del colchón
Créenos: no quieres ser una de esas parejas que los vecinos odian por el escándalo que crean. Los ruidos fuertes pueden distraerte y estropear el momento. Comprueba que el colchón no chirríe o cruja.
Estabilidad
Para proporcionar estabilidad y contar con la amortiguación necesaria, un colchón necesita densidad suficiente. Piensa que a veces estarás apoyado sólo en algunas partes del cuerpo con poca superficie y aún así debes poder mantener el equilibrio. Caerse o llevarse golpes no es sexy.
Temperatura
El sexo, bien hecho, nos hace sudar. Asegúrate de que el material del colchón sea lo bastante transpirable. Los modelos híbridos, de viscoelástico y muelles, suelen proporcionar una mejor disipación del calor.
Lo último: los colchones inteligentes
Algunos de los modelos de las nuevas generaciones de colchones, como el Smartp!k de Pikolín, se caracterizan por ser colchones inteligentes. ¿Qué significa eso? Que gracias a sus dos sensores inteligentes conectados mediante WiFi al Internet de las Cosas (IoT) son capaces de almacenar datos sobre nuestro descanso y hábitos relacionados para poder analizarlos y optimizar nuestra calidad del sueño: horarios, temperatura de la habitación, horas de sueño profundo, movimientos...
Sorprendentemente, y de manera opcional y privada, este tipo de colchones también permiten medir tu actividad sexual (con la ayuda de una pulsera): duración, calorías quemadas, ritmo cardíaco... Una información que luego tienes disponible en una aplicación de tu smartphone o tablet.