Con la llegada de la primavera los días se alargan, suben las temperaturas y árboles y plantas se llenan de hojas y flores. Pero con ella también aparece la molesta astenia primaveral, un trastorno adaptativo que sufre casi la mitad de la población.
¿Qué es la astenia primaveral?
La subida de las temperaturas, los cambios de humedad y presión atmosférica, el aumento de horas de luz solar y el cambio horario que llegan con la nueva estación, son factores que alteran nuestros ritmos circadianos y que nos hacen sentir, por ejemplo, decaídos, faltos de energía o irritados.
Nuestro organismo tiene que adaptarse a las nuevas condiciones y, para ello, debe usar más energía de la habitual, por lo que se produce un desequilibrio mientras se regula. Esto afecta a la producción de endorfinas, las hormonas del bienestar, y también a la segregación de melatonina, la hormona que induce el sueño.
La buena noticia es que la astenia desaparece por si sola en un par de semanas.
Síntomas de la astenia primaveral
- Cansancio: Este es uno de los síntomas más frecuentes de la astenia primaveral, y es debido al esfuerzo que nuestro organismo tiene que hacer para adaptarse al cambio de estación.
- Apatía y decaimento anímico: Es lo que solemos denominar “bajón”. La falta de energía sumado al decaimiento es la razón de que no tengamos ganas de hacer nada. A esta falta de motivación se le suma el cambio de hora, que en algunas personas provoca que, mientras se adaptan, se sintan más cansadas.
- Alteraciones del sueño y somnolencia durante el día: El aumento de luz solar afecta a la secreción de melatonina que puede ocasionar alteraciones en nuestro descanso, especialmente dificultad para conciliar el sueño. También las alergias primaverales que muchas personas padecen en esta época, dificultan el descanso y, con ello, se aumenta la sensación de fatiga y la irritabilidad.
- Pérdida del apetito: Más de un tercio de los españoles sufre alteraciones en el apetito con el cambio de estación, sobre todo disminuye la sensación de hambre, por lo que se altera nuestra dieta. Esto puede provocar una falta de nutrientes en nuestro organismo que contribuye a aumentar la sensación de fatiga.
- Cefaleas: El cambio de tiempo y de presión atmosférica produce en algunas personas molestos dolores de cabeza.
- Problemas de concentración: Este es otro síntoma claro de la astenia primaveral. Y es que, para funcionar, nuestro cerebro necesita mucha energía, por lo que, si nuestro organismo está destinando energía extra a la adaptación al cambio de estación, podemos notar que nos cuesta más concentrarnos, razonar o recordar cosas.
- Ansiedad e irritabilidad: El hecho de no tener la energía suficiente para afrontar el día al 100 % provoca cierta ansiedad e irratibilidad en algunas personas.
Cómo combatir la astenia primaveral
Para contrarrestar el decaimiento y la apatía que provoca la astenia primaveral es importante no abandonar las prácticas deportivas, actividades físicas o aficiones que ya realizábamos.
Hacer ejercicio moderado libera endorfinas, las hormonas del bienestar, y nos ayuda a estar más activos y positivos, a reducir el estrés y a conciliar el sueño.
Ante la falta de apetito, lo ideal es adaptar los menús al cambio de tiempo disminuyendo los alimentos hipercalóricos, priorizando las frutas y verduras frescas y cereales integrales –que liberan energía de forma lenta– y tomando frutos secos entre horas para aumentar la vitalidad.
Y para tener un sueño reparador, es muy recomendable mantener unos horarios fijos para acostarnos y levantarnos. Además, aunque estemos más cansados de lo normal, es importante que no caigamos en la tentación de echarnos una siesta, porque todavía nos costará más dormir bien por la noche.