Los humanos somos de los pocos mamíferos que dormimos de un tirón. Si tienes mascotas ya sabrás que a lo largo del día van echando cabezaditas (los hay con suerte).
Y es que decir que uno practica el arte de hacer la siesta no está muy bien visto. Parece que reconocer que haces la siesta signifique reconocer que eres perezoso y no te guste trabajar. Vamos, un manta. Por eso, cuando alguien dice que duerme la siesta lo hace con la boca pequeña o puntualiza con mucho énfasis "pero solo el fin de semana o en vacaciones".
Y si nos cuidamos haciendo ejercicio también podemos cuidarnos echando la siesta. Eso sí, debes de tener en cuenta los siguientes puntos.
- Las siestas deben ser cortas: Si quieres despejar tu cabeza no te pases con la duración ya que si no entrarás en lo que se llama inercia del sueño, esa sensación de somnolencia y desorientación debida a que has dormido demasiado. Lo ideal es que la siesta sea de un máximo de 30 minutos.
- Si duermes la siesta que sea a primera hora de la tarde. La prestigiosa clínica Mayo recomienda que las siestas no se hagan más tarde de las 15:00h. ya que si no, puede interferir con el sueño nocturno.
- Antes de dormir la siesta, hazte un "napuccino": Este término viene de unir la palabra nap (siesta en inglés) y capuccino. Al cuerpo le lleva 20 minutos procesar la cafeína del café, así que te puedes tomar una taza antes de ir a dormir: cuando te levantes el café te dará aún más energía.
- Hazlo en una ambiente de descanso, con una buena temperatura y en un lugar que te invite a relajarte con poca luz y sin ruido.
Ahora que ya conoces todos los beneficios de la siesta, ¿buscamos un rincón para echar una cabezacita?