No nos cansaremos de repetirlo: antes de lanzarnos a comprar un nuevo mueble que creemos que necesitamos sí o sí –y que la mitad de las veces acaba por no funcionar–, analiza qué espacio tienes y cómo puedes sacarle el máximo partido: con muebles a medida y de doble función, por ejemplo. Y no olvides zonas en la que no nos fijamos mucho, como bajo la ventana...
Un armario... ¡de 60 cm de alto!
Un mueble con más de un uso es siempre un acierto en un piso mini y, si está pensado para ir en un hueco a menudo desaprovechado como es la pared bajo las ventanas, mucho más. ¿Quieres un buen ejemplo? Apenas 40 cm de planta es lo que han necesitado las interioristas Laura Argelich y Carla Casanova de Interiorismo AC para crear un banco a medida en este dormitorio en el que guardar de todo y sentarse a disfrutar de las vistas.
Los cuatro metros de largo de esta pieza que saca partido a toda la pared del dormitorio dan para mucho, sobre todo si se analizan bien las necesidades de almacenaje y se diseña para responder a ellas. En este caso, se alternaron módulos con cajones –para ropa blanca plegada– y puertas de armario –para tener a mano zapatos, bolsos y complementos, además de elementos más voluminosos como el relleno nórdico–.
Ya solo faltaba una buena selección de colchonetas y cojines para rematar la estructura y convertirla en un cómodo asiento, muy útil también para vestirse o ponerse los zapatos.
Sofá, cama y trastero
Integrar una galería en el dormitorio es una forma muy efectiva de ganar amplitud y luminosidad en la habitación y, también, de multiplicar el espacio para guardar, si la equipamos con el mueble adecuado.
La interiorista Anne Ward, para el Estudio Apunto, sacó todo el partido a la de esta propuesta con una estructura de DM lacado en blanco que funciona además de como zona de almacenaje, de amplio sofá de día y de cama extra cuando se necesita. La estructura oculta dos grandes cajones extraíbles que ocupan todo el fondo de la cama y tienen unos 50 cm de alto, lo que los hace ideales para guardar todas esas cosas voluminosas que nunca sabemos dónde meter, como nórdicos, mantas gruesas o maletas.
Un mullido colchón –éste es de lana ecológica, para que resulte cómodo en todos sus usos– y una selección de cojines a modo de respaldo convierten la antigua galería en una confortable zona de estar privada (y multiusos).
Ni un hueco desaprovechado
Los pilares y conductos de los edificios a veces crean entrantes y plantas con recovecos que, aunque a primera vista puedan parecer un engorro, pueden acabar siendo espacios clave.
El arquitecto David del Pino, de Del Pino & Del Valle arquitectura e interiorismo, lo tuvo claro al ver este ventanal que convirtió en un espectacular mirador que conecta el salón con su entorno y crea un agradable rincón de lectura.
Lo hizo con un mueble de DM que prácticamente pasa desapercibido gracias a su acabado lacado en blanco que se funde con el de las paredes y que se adapta a la perfección al espacio, incluido el pilar contiguo. Su interior se rentabiliza por completo con contenedores para guardar libros, revistas, películas y todos esos pequeños elementos que, de otro modo, acaban desordenando el salón.
Alrededor de la ventana
Ventanas y balconeras son un lujo para disfrutar de una abundante luz natural pero pueden convertirse en obstáculos a la hora de equipar la habitación. Solución: un armario a medida que se adapte a las distintas aberturas y que, de paso, haga más cómodo el espacio.
En esta habitación infantil que comparten dos hermanas (junto con toda su ropa, zapatos, juguetes, cuentos...), la interiorista Asun Antó, de Coton et Bois, ideó una estructura alrededor de la ventana, con armarios a cada lado –uno para cada niña– unidos por un módulo central bajo que funciona como cajonera al alcance de las peques –de nuevo, con dos cajones para cada una, sin peleas– además de como asiento y perfecto aliado de sus juegos.
El diseño de suelo a techo de los armarios, además de integrarlos en la estancia, aprovecha toda la altura con unos amplios altillos, ideales para guardar ropa de otras temporadas, sacos de dormir, mochilas...
Mucho más que un zapatero
La pared bajo la ventana es un emplazamiento ideal para un zapatero –nunca parece haber suficientes–. En espacios muy reducidos, un modelo de poca profundidad es la mejor solución pero, si puedes permitirte disponer de 20 cm más, no lo dudes: diséñalo a modo de banco en el que calzarte con comodidad y dale a las ventanas convencionales el encanto de los miradores de las casas inglesas.
Este, diseñado por Asun Antó especialmente para responder a estas dos finalidades, tiene unos grandes cajones con ruedas que los hacen totalmente extraíbles para poder acceder a su interior con más facilidad y tenerlos siempre ordenados. Su gran capacidad los hace muy versátiles: mantas, cojines, edredones... todo cabe en sus 50 cm de altura.