Mírala: ya por fuera, esta casa te enamora. La quieres, la sueñas. Obviamente, la ubicación es tentadora (comprendemos por qué Emma Stone la eligió). Está en el Chelsea neoyorquino y se ve que es un edificio con historia. Es grande. Nadie niega que cinco plantas son un buen caramelo tentador para el más santo de los mortales. Pero no es eso. La casa, como está de moda decir entre los interioristas (y un día deberíamos dedicar un post a que nos cuenten qué significa exactamente), tiene “alma”.
Es grande, ¡claro!, pero no es eso. La casa posee una maravillosa combinación de materiales nobles, que, en serio, se ven vividos: suelos de madera ancha (de la de verdad, no de la que se pone simulando historia); ladrillos vistos, ¡un punto tan neoyorquino!, pero también tan auténtico; molduras, ese detalle clásico que a la vez ayuda a que las casas nos cuenten quiénes son, y ¡blanco en las paredes! El Mueble es muy de paredes blancas y claras, que puedes combinar con lo que quieras, da luz, y también calidez, y parece que en esto vamos a tener que darle la razón. El resumen es que aquí no veo lujo absurdo, ni delirios de nuevorriquismo. Veo una casa que, cada uno con su propio estilo y un poquito de gusto, podría hacer feliz a cualquiera.
Las posibilidades de la casa son muchas (según leo, puede que hasta la dividan en apartamentos), y en cuanto a imágenes sólo tenemos algunas de la inmobiliaria, pero se nota que aquí podríamos hacer grandes cosas. Mientras piensas las tuyas, veamos cuáles haría yo:
El salón
Tiene varias cosas muy, pero muy buenas. Las vigas vistas están pintadas de blanco, puesto que el techo no es muy alto. Bien. Chimenea. También bien, nos serviría para reforzar el calor de hogar. Suelos de madera noble. De fondo, se ve un patio interior al que también se puede sacar partido. ¿Qué haría yo con todo esto? Para empezar, reforzaría el puntito hygge del espacio. Más calidez, menos frialdad.
Pintaría la chimenea de blanco, y, la verdad, quitaría todos los muebles y detalles en negro. Con ese techo no muy alto, empequeñecen y enfrían el espacio. Y para lo que se presta este salón es para montarte una cabañita. En Nueva York, pero un hogar acogedor y hasta con su toque nórdico. ¡Para qué si no te coges una casa con historia! ¿Para hacerla en plan Kardashian? Pues no, para sentirte en un hogar donde andar descalzo y florecer. Con ese patio de fondo, lo suyo sería abrirlo y llenarlo de plantas, así como poner muebles y textiles claritos, algunos vintage (la casa lo reclama). Si eres chica y vives aquí sola, hasta puedes dar rienda suelta a lo que siempre has soñado y montar un espacio ultrafemenino.
La cocina
Otro punto alto a favor. En un par de imágenes, vemos que está abierta, es amplia, tiene ventanas que dan al patio, con sus árboles, ¡qué delicia en una gran ciudad! Es blanca, está integrada con un gran salón (también con una chimenea que merece ser pintada), y tiene un comedor de estilo un pelín provenzal. Desde luego, hay que actualizarla, pero yo mantendría su esencia. Esta cocina se presta para muebles de estilo clásico, algo campestres (ese suelo lo pide), que nos sirva también como escapada en medio de la Gran Manzana (¡o Madrid o Barcelona, por favor!). Y blanca, claro que sí. Las televisiones (eso también da para otro post) las desterraría todas del salón. ¡Para qué hablar del dormitorio!
El dormitorio
El cuarto principal es muy amplio, también tiene vistas, molduras, chimenea... La estructura es buenísima para crear una habitación maravillosa. Me gustan las cortinas para lo que intuyo al fondo es un gran vestidor, aunque yo pondría otras más largas, más románticas, más naturales, más exageradas. Nada de florecitas, en tonos lisos siempre, pero que fueran muy decorativas, que casi hablaran y nos contaran lo hermosa que es la vida. Y la cama... Por favor, unas estilistas de El Mueble ¡ya! para ponerle un hermoso cabecero, llenarlas de cojines, plaids, una mesilla, libros, ¡todo lo que haga falta!
Esta casa merece brillar. Y hacerlo con el amor y la pasión que Emma Stone-Mia (y nosotros) hubiéramos puesto si aquí hubiésemos soñado con La La Land.